5 de junio de 2012

La piel



Siempre alado tuyo
A veces no todo son dientes que rasgan la carne llegando al alma. En ocasiones también hay piel sonriente, tímida, avergonzada de su falta de fronteras y murallas. Tontitas buscan caricias porque son el alimento que les sostiene, lo demás es falso, sólo las caricias alimentan, el resto de comidas sólo engordan.

Cuando se pone el Diente rey y se esconde la Soluna, aparecen los niños bajo las piedras para jugar a ser mayores, pero con las reglas de las niñas el juego es más divertido que la realidad y los fantasmas se enganchan a las drogas para no volver a su inframundo.

Las lágrimas podridas de lxs poetas ensucian su sangre y contaminan los ojos de quien mira las letras enfermas. Lxs poetas deben abominar su poesía para dejar que les crezca dentro de su cuerpo un cerezo. Cuando el cerezo ha crecido dentro del cuerpo y salen las cerezas por los poros, entonces pueden escribir poemas que sirvan al mundo, hasta entonces sólo deben escribir recetas de cocina que sirvan para engordar anoréxicos.

Cantan las fábricas nanas para las alondras, y al ocaso sale incienso de sus chimeneas para endulzar las meditaciones estáticas de quienes observan el baño de la estrella.
Se encadenan abrazadas las personas y las lagartijas para rodear la tierra con un anillo mágico que evite las vibraciones negativas de los miedosos.
Bailan los papeles con la brisa, escapándose de sus carteras para devolver la identidad a sus esclavos, y se les unen los billetes de todas las clases, sexo, razas y religiones.

Hay noches que escucho a todas las pieles pidiendo un cuerpo onírico que sienta tan intensamente como el otro.
Y gritan para que les escuche su dueña dormida y les traiga un regalo por la mañana en forma de dibujo con el dedo sobre el vello.
Y rezan al dios que les soporta para que les toque un premio en forma de lluvia que les cubra de suspiros.
Y exigen que les devuelvan sus murallas si no van a ser ametralladas con besos.
Y aúllan a la Luna para que eloquezca a las cabezas de piedra y perdonen los errores de la inocencia dejandoles sin castigo y premiandoles con cuentos de chocolate y sueñito que se les lleve a su país junto a lxs niñxs.

La piel no sabe a quién pertenece, no sabe si es la frontera que te separa del aire o es la frontera del aire que le separa de ti. Por eso está triste en tierra de nadie, mendigando un trozo de otra piel que la cubra, la toque y le recuerde quién es.