30 de noviembre de 2012

El Mitin

Toda la vida había estado esperando esta oportunidad, por fin había llegado. Desde la Asamblea interestatal se me había invitado a dar una charla conferencia sobre mi visión de la situación actual.
Cuando llegó el día me preparé bien a fondo desde primera hora de la mañana, repasé mentalmente el discurso que tenía desde hace tanto tiempo en mi cabeza, me di una ducha larga y concienzuda para relajarme, me puse mi mejor ropa, mi mejor colonia y me lancé a mi destino.
A la hora de la comida fui a comer con los organizadores del evento y estuvimos intercambiando impresiones y opiniones sobre el amplio abanico del desalentador presente. Después de un café y una copita nos fuimos preparando para el gran acto.
La Asamblea se celebraba en un amplio salón de actos de una antigua fábrica ahora reconvertida en moderno lugar de reunión y de encuentro cultural. Los asistentes fueron poco a poco rellenando los asientos que les aguardaban vacíos. El acto dio comienzo a la hora acordada. Las intervenciones de los invitados fueron mostrando sus teorías y sucediéndose sus exposiciones rítmicamente. Después de dos horas por fin me llegó mi turno.
Cuando pronunciaron mi nombre me levanté, subí al púlpito, me coloqué bien el micrófono, me aclaré la voz y comencé:
"Buenas tardes a todos y a todas, estoy enormemente agradecido de haber sido invitado a este lugar, para exponer de un modo sencillo las ideas que he ido recopilando durante años, a través de la escucha de consejos de mis mayores y cuantos ancianos he hallado a mi paso."
De pronto sentí que la gente guardó silencio, sentí que disponían a prestarme toda su atención, entonces cogí aliento y comencé con el desarrollo de mi filosofía.
"Ya sé que son infinitos los problemas que nos aquejan, todos son profundos y de primera índole, pero en primer lugar les quiero hablar de la crisis, esa crisis que nos afecta sin remedio y que es un regalo envenenado de las grandes esferas, esa cúpula que roba, engaña, manipula y mata. Y es por ello... que...”
No sé qué es lo que me pasó en ese momento pero de pronto mi mirada se perdió en un niño que jugaba en el fondo de la sala, ajeno por completo a lo que allí se decía. Entonces mi discurso perdió peso, se desinfló. Y no porque la gente no lo recibiera bien, no, fue porque para mí perdió su razón. Me pareció manido y sin sentido y rápidamente tuve que cambiar de discurso.
"Bueno, ya saben perfectamente a que me refiero. Pero ahora quiero dejar este tema para abordar otro aún más importante y necesario en los tiempos que vivimos, y es el medio ambiente. Porque vivimos en este planeta nuestro, al cual nadie escucha ni defiende, y del cual nos aprovechamos sin limites, y si no lo cuidamos y respetamos mañana no sabremos que mundo les vamos a dejar a nuestros hijos, porque... ellos... la naturaleza...
De nuevo volví a mirar al niño que ahora estaba en la ventana señalando una mariposa que volaba afuera. Entonces otra ráfaga me atravesó y volví a perder el sentido de mi discurso, volví a perder la sensación de problema y solo me quedaba una carcasa vacía de fatalismo que se iba empequeñeciendo hasta desaparecer.
Trate de recomponerme y pensé en un nuevo tema con el que lanzarme con confianza a este momento que tanto me había preparado. Entonces escogí mi tema estrella.
"Bueno, quiero hacer un alto para introducirme de lleno en la matriz del problema, y es que... nosotros...somos..."
Volví a perder el hilo, el sentido y la razón y me descubrí hablando sin pensar, dejándome llevar por una emoción que me atravesaba y me aplastaba.

"No, estoooo, la vida es... una actitud, no, no, no, la vida es un experimento, no, no, no, la vida es un juego, no, no, no, la vida es un aprendizaje continuo, no, no, no, la vida es una elección, no, no, no, la vida es un apasionarse, no, digo relajarse, no, es equilibrio entre una y otro, no,no,no, es... una ilusión y todo es mentira, no,no, es verdad todo es verdad, aunque quizá es un teatro, o un chiste, ¿ah no! la vida es una tómbola mágica, no,no una partida de ajedrez,¿matrix? esto, je, je, yo... quería decir que todo… está… bien…o no, que todo… es… lo que…es… esto... que todo es... qué se yo, perdónenme, quizá nunca me debí subir aquí, no sé lo que digo, discúlpenme, lo siento, ya me voy.”

Entonces me bajé, salí de la sala sin mirar a nadie, me fui a mi casa, me metí en la cama y me dormí.
Cuando desperté al día siguiente había perdido el habla, solo podía mirar con los ojos muy abiertos, entonces salí a la calle, me adentré en el mundo y desaparecí.