En la noche mágica
del ritual vacío
me ha tocado la lotería
y ya soy rico
pues tras mi ventana
han cantado
al unísono
tres cárabos
dos mochuelos
y un autillo.
Un dado mágico gira y gira suspendido en el aire. Cae y rueda por el suelo danzando a brincos mostrando todas sus caras numeradas. Todas las opciones ruedan y saltan. Y mi destino se para esperando a que el dado detenga su marcha. Cada vez baila más cansado, gira sobre sí agonizando su inercia. Y por fin, se para. La suerte esta echada. Y sin Re, no hay Sol que brille.
En la noche mágica
del ritual vacío
me ha tocado la lotería
y ya soy rico
pues tras mi ventana
han cantado
al unísono
tres cárabos
dos mochuelos
y un autillo.