20 de mayo de 2012

Lo promentido es duda


Queridxs amiguitxs de este mundo, estamos hoy aquí reunidxs para contraer patrimonio con nuestra única pareja que jamás nos abandonará,… nuestra parte ridícula, esa parte cutre que tratamos de ocultar para parecer más cools, más ins, más respetables y más chachis pirúlis.
Esta parte, a la cual ahogamos constantemente pensando que va a tirar por tierra todos nuestros esfuerzos de labrarnos un respetuoso lugar en esta sociedad, finalmente va a convertirse nuestra salvadora, si le damos cancha claro. Será esta parte de la cual nos podemos reír la que liberará del peso de la indescifrable existencia y que nos aportará la libertad para alcanzar la sabiduría máxima, el momento eterno de felicidad efímera.

Y cómo no vamos a reírnos de nosotrxs, si motivos tenemos, y muuuchos. Estos cuerpos torneados por un pariente de Botero borracho, no se merecen que les juzguemos por el rasero de la moda, se merecen que los bañemos en vino mientras nos reímos de nuestras curvas, descuelgues, estrías, lorzas, verrugas, pellejos, pelajos, huesacos, amorfidades, purulencias, olores, deposiciones, calvas, tics, y un sinfín de maravillas que nos hacen seres únicos e irrepetibles. (por suerte)

Quién no ha tenido un tropezón, o se ha caído de forma estupida y luego se ha levantado mirando a ver si alguien le había visto, pues claro que te han visto, seguro, y se han reído de ti bien a gusto, cómo no.
Quién no ha dicho la estupidez más grande posible mientras la defendía a capa y espada ignorante de su burrada, y en algunos casos hasta ha salido en la tele.
A quién no se le ha escapado un cuesco en un mal momento, o ha llevado pegado un moco o algo peor mientras intentaba ligar o tenía una entrevista de trabajo.
Quién no ha hecho una apuesta absurda y la ha llevado hasta su máxima expresión causándole un mal que estuvo a punto de costarle caro.
A quién no se le ha roto la ropa dejando al descubierto algo que no quería descubrirse, o llevaba la ropa del revés, mal puesta, arrugada, sucia por haberse sentado donde no debía, o simplemente parecías un espantapájaros aunque te costara creerlo.
Quién no ha saludado a una persona confundiéndola con otra o le ha cambiado el nombre por el de su ex.
Quién no ha tenido una noche de gloría etílica y ha protagonizado una escena ridícula a más no poder mientras se sentía la puta jefa de la noche.

Y podría seguir así infinitamente, porque somos seres ridículos, estamos hechos para que se rían de nosotrxs, y para que nosotrxs podamos reírnos del resto de personas, esa es nuestra maravillosa esencia. Pero esa risa no es de crítica como la que estamos acostumbradxs, no es para disminuir a la persona de enfrente, es para empatizar con su esencia ridícula y compartir simpleza humana desde el cariño, el respeto y la comprensión profunda.

Así que ríete de ti, para así poder dejar que lxs demás se rían también de ti, regala esa posibilidad de relativizar y descomprimir esta olla a presión en la que se ha convertido la vida.

Porque somos ridículos, somos animalitos, somos frágiles y cómicas, estúpidos, incoherentes y sencillas, y esa es la clave de la libertad, el resto es una cárcel impuesta a la que le hemos puesto barrotes de oro y defendemos como cancerberxs.

A por ellos

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