1 de abril de 2022

El salvador del mundo

Paseando por el paraíso

sólo entre nubes y montañas

me agarro a mi teléfono móvil

como a una tabla de salvación

temeroso de naufragar 

entre las olas del olvido

y ser abandonado

como un tierno cachorrillo 

en este lejano y enorme bosque perdido.


Tiritando

más de fiebre que de frío

me aferro a mi celular

como a un clavo ardiendo

aterrado

por el vacío oculto bajo él

y que se pierde 

en el infinito mortal

del anonimato en vida.


De rodillas

ante mi Android Zte

rezando por que me muestre su luz

por que me dé una respuesta

por que me guíe en la noche

por que me diga quién soy

cuándo y dónde estoy

y obre el milagro

de ayudarme a quererme

para por fin

conseguir salvarme.