Vivimos una vida ilusoria con las
reglas de una real, como si fuéramos figuras de un juego que por la noche se
desparraman entre sus sueños por los bordes del tablero. Y por la mañana de
nuevo nos barren y friegan los restos, nos meten el algodón otra vez dentro y
nos vuelven a coser las heridas. Y así paseamos por las calles sin prestar
atención a las guillotinas que marcan los límites.
Pero en el fondo queremos ser
piratas, y revolcarnos sucias entre sexo de ron con tres a la vez. Mentiremos
verdades virginales para conseguir que nos deseen los perros y nos monten de
rodillas en mitad de un salmo para así llegar ante dios y reírnos a su cara.
Las rejas del cerebro impedirán
por un corto espacio de tiempo que nos desbordemos y locas nos desnudemos en
mitad de una comida familiar para ofrecer sexo violento a las madres de
nuestras parejas.
Al acabar un concierto una “fan”
me dijo: - Que guay tío, eres diferente a los demás – Claro – respondí. – así follo
más – Ella se rió incómodamente buscando la broma o la posible verdad de la que
huir . Al final volvió a decir – Joder tío, que sinceros eres, gracias. – Y yo
pensé – ¡esta es imbécil!, mientras en mi cabeza sonaba extremoduro cantando – “Si
te crees toas mis mentiras que vacía debes estar”. Después la llevé a mi casa y
me la follé con desgana pornográfica. Al acabar me inventé una excusa y la largué
rápidamente mientras le daba un teléfono falso y le decía que para mí también
había sido especial.
Volví dentro, cerré la puerta, esperé...
llegó una visita inesperada, le abrí y le sonreí – ¿Qué tal la vida? – Me peguntó
– Bien – Le respondí. Entre medio vivimos sin enterarnos entre mentira y
mentira. El resto de verdades falsas esperaron con miedo a que se fuera.
Cuando ya se iba le conté un
chiste, cerré la puerta, y… me derrumbé entre lágrimas niñas.
Disparamos al enemigo con los
ojos cerrados, mientras la bala y la lágrima buscan a la vez caminos paralelos.
Y cuando la lágrima impacta en la frente del enemigo, entonces queremos besarle
esa misma frente para acompañarle tristes en su camino hacia el más allá.
Nada tiene sentido ni deja de
tenerlo. Nada es real ni deja de serlo. Nada importa ni deja de tener
importancia. Nada es tuyo ni deja de serlo. Nada es verdad ni mentira. Nada es
mejor ni peor. Nada es ni deja de ser. Nada es… nada
Vivimos una vida ilusoria con las
reglas de una real. Tras las rejas de la cárcel que custodiamos para que
nuestro vecino no salga de la suya y entre en la nuestra. La cárcel que
construimos para contenernos, para detenernos, para mutilarnos, para impedirnos
ser lo que somos, para portarnos como hay que portarse, para ser como hay que
ser.
A veces lloramos, pero otras
somos capaces de cosas increíbles, y de bailar al ritmo del diablo las
canciones de Calle 13 que hablan sobre mentiras especiales.
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