12 de mayo de 2012

Pecados carnales. El sucio baile de los pobres



Vivimos una vida ilusoria con las reglas de una real, como si fuéramos figuras de un juego que por la noche se desparraman entre sus sueños por los bordes del tablero. Y por la mañana de nuevo nos barren y friegan los restos, nos meten el algodón otra vez dentro y nos vuelven a coser las heridas. Y así paseamos por las calles sin prestar atención a las guillotinas que marcan los límites.

Pero en el fondo queremos ser piratas, y revolcarnos sucias entre sexo de ron con tres a la vez. Mentiremos verdades virginales para conseguir que nos deseen los perros y nos monten de rodillas en mitad de un salmo para así llegar ante dios y reírnos a su cara.
Las rejas del cerebro impedirán por un corto espacio de tiempo que nos desbordemos y locas nos desnudemos en mitad de una comida familiar para ofrecer sexo violento a las madres de nuestras parejas.
Obligamos a nuestros tutores a que nos mutilen los bajos instintos para que así se mantenga el orden, no vaya a ser que la vida se les meta por el culo … y les guste.

Al acabar un concierto una “fan” me dijo: - Que guay tío, eres diferente a los demás – Claro – respondí. – así follo más – Ella se rió incómodamente buscando la broma o la posible verdad de la que huir . Al final volvió a decir – Joder tío, que sinceros eres, gracias. – Y yo pensé – ¡esta es imbécil!, mientras en mi cabeza sonaba extremoduro cantando – “Si te crees toas mis mentiras que vacía debes estar”. Después la llevé a mi casa y me la follé con desgana pornográfica. Al acabar me inventé una excusa y la largué rápidamente mientras le daba un teléfono falso y le decía que para mí también había sido especial.
Volví dentro, cerré la puerta, esperé... llegó una visita inesperada, le abrí y le sonreí – ¿Qué tal la vida? – Me peguntó – Bien – Le respondí. Entre medio vivimos sin enterarnos entre mentira y mentira. El resto de verdades falsas esperaron con miedo a que se fuera.
Cuando ya se iba le conté un chiste, cerré la puerta, y… me derrumbé entre lágrimas niñas.

Disparamos al enemigo con los ojos cerrados, mientras la bala y la lágrima buscan a la vez caminos paralelos. Y cuando la lágrima impacta en la frente del enemigo, entonces queremos besarle esa misma frente para acompañarle tristes en su camino hacia el más allá.
Nada tiene sentido ni deja de tenerlo. Nada es real ni deja de serlo. Nada importa ni deja de tener importancia. Nada es tuyo ni deja de serlo. Nada es verdad ni mentira. Nada es mejor ni peor. Nada es ni deja de ser. Nada es… nada

Vivimos una vida ilusoria con las reglas de una real. Tras las rejas de la cárcel que custodiamos para que nuestro vecino no salga de la suya y entre en la nuestra. La cárcel que construimos para contenernos, para detenernos, para mutilarnos, para impedirnos ser lo que somos, para portarnos como hay que portarse, para ser como hay que ser.

A veces lloramos, pero otras somos capaces de cosas increíbles, y de bailar al ritmo del diablo las canciones de Calle 13 que hablan sobre mentiras especiales.

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