Pueda ser que yo
nunca
jamás
en la vida
logre culminar nada
pues
en el fondo
quizá nada
me pertenezca
ni competa
enteramente.
Un dado mágico gira y gira suspendido en el aire. Cae y rueda por el suelo danzando a brincos mostrando todas sus caras numeradas. Todas las opciones ruedan y saltan. Y mi destino se para esperando a que el dado detenga su marcha. Cada vez baila más cansado, gira sobre sí agonizando su inercia. Y por fin, se para. La suerte esta echada. Y sin Re, no hay Sol que brille.
No hay comentarios:
Publicar un comentario