24 de diciembre de 2018

Antología Poética. Los peces sin color de los estanques.


Se me caen los recuerdos gusanos
transformados en mariposa olvido.
Escarbo la tierra negra
con mis manos
con mis uñas
desentierro los versos
que duermen muertos
me tumbo sobre ellos
y duermo
en este sublime momento
de mi sexo en contacto
con la hierba fresca.
 
Nadie croa
con los peces sin color
de los estanques.
Nadie me abraza
y me lame
la noche desnuda
de milagros.
 
La poesía embrutecida
grita por las ferias
de maltratadores de palomas
y pasa volando
sobre la hoja del libro
para posarse acurrucada
en la rama podrida de su soledad.
 
No es de nosotros nada
si no el borrarnos
con el roce ardoroso
de la rodilla en el suelo.
Guardemos bajo la piel
las perlas del firmamento
y disparemos cosquillas
en el campo de batalla.

Qué somos, si no todo
en el segundo sin medida
de cada orgasmo
en que nos abandonamos
a la nada.
Qué somos
si no anónimas deidades. 

Bravo por mí
payaso sin nariz.

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