Miro a día y a noche
con mis ojos de niño eterno
abiertos como planetas
pues todo es ante mí
un sobrecogedor
y humilde
misterio.
Y en busca de lo invisible
sin querer
miro hacia el infinito
y veo cuerpos celestes
soñando con que florece
mi cuerpo terrestreaéreo
al transitar los caminos secretos
por los que me guían
de a poquitos
los susurros del silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario