Cierras
tu mano
sobre
una espina
de
mi Rosa
a
la que amo
para
que no se hunda
en
la piel
de tu caricia.
Un dado mágico gira y gira suspendido en el aire. Cae y rueda por el suelo danzando a brincos mostrando todas sus caras numeradas. Todas las opciones ruedan y saltan. Y mi destino se para esperando a que el dado detenga su marcha. Cada vez baila más cansado, gira sobre sí agonizando su inercia. Y por fin, se para. La suerte esta echada. Y sin Re, no hay Sol que brille.
No hay comentarios:
Publicar un comentario