11 de enero de 2012

Reciclando basura espiritual

Esto no es un texto, es una reflexión escrita. O sea algo que no tengo claro ni de coña, pero que me siento impelido a compartir para bien o para mal.

Y el tema, es el eterno dilema de si basta con que cambiemos cada una de nosotras para que cambie el mundo, o por el contrario hay que cambiar el mundo a hostias.
Yo hoy, voto por cambiar cada una. (mientras damos de hostias al de la lado por no cambiar, je, je) Porque está clarísimo que la política y sus representantes son una mierda inmensa. Pero no es menos verdad que todas y cada una de nosotras, personitas de a pie, somos de la misma materia prima fecal. 
La única diferencia que soy capaz de percibir, es que las personas pobres robamos miseria, y las ricas riqueza.
Pero claro, como tenemos infinitas disculpas para justificar todos nuestros mezquinos actos pues todo solucionado.

Que si no lo hago yo lo va a hacer otro peor.
Que a ver si voy a ser yo la única tonta.
Que si solo lo hago para conseguir dinero para invertirlo en buenas causas.
Que si yo no he puesto las reglas, solo las sigo.
Que no debo pensar en negativo, y será para bien. (esta me encanta)
Que lo mejor es que reviente todo cuanto antes.
Que cosas peores hacen otros.
Que la vida son dos días y hay que vivir sin pensar tanto.
Que los de ahí arriba me han obligado
Y podría seguir hasta deprimir al más positivo de todos los seguidores de la basura espiritual-capitalista tipo El Secreto.

Digo esto tras haberlo observado a mi alrededor en personas que nunca lo hubiera imaginado, dado su discurso honrado y justo. ( y en mi mismo, que hostias)

Así que no se me ocurre nada mejor, que dejarnos de políticas, guerras y polladas similares, y ponernos a mirarnos fijamente hacia dentro, y ya veremos que rápidamente podemos observar varias perlas que nos aflojaran las tripas y la pose.

Hoy pienso que es tan fácil como esto que tantas y tantas veces hemos oído, y que en realidad es tan difícil de llevar a cabo. Porque si nos viéramos sinceramente, se nos quitarían las ganas y el tiempo de decir nada a nadie, porque veríamos que se nos escapa el tiempo de nuestras vidas, y no vamos a ser capaces de arreglar mínimamente alguno de esos desaguisados.

Pues nada, invitadas quedáis para retorcer el cuello 369 grados por lo menos (porque yo lo valgo) y miraros hacia vuestros ombligos llenos de pelusas, para después, avergonzados por las pelusas, tender puentes entre todo el resto de miserables personitas que estamos en la misma situación, perdidas sin encontrar un camino señalado con letreros semi-divinos por los cuales guiarnos.

Animo y a untar vuestras plumas en el tintero mágico que tenemos dentro, para escribir vuestros propios letreros y vuestras propias historias personales y colectivas.
Y mientras tanto, las que no podamos, pues no hay más remedio que vivir lo que nos toque como victimas espectadoras del accidente que provocamos y sufrimos. O a divertirse haciendo puenting sin cuerdas.

Un saludo avergonzado.

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